Parecen manos las ramas del manzano,
parecen dedos que rasguñan el cielo,
una cuenta veloz de cuanto poseo:
el dinero de papel y tanta rabia
por esta vida que se apaga de prisa,
como una lumbre de hojas,
como un trueno en el cielo.
Al este, al este
ahora se va
Al este al este,
entre los árboles blancos
Al este, al este
reencontraré la vida
Al este, al este,
contra el viento de levante
Parecen un eco los ruidos del viento.
El cuerpo responde, responde más veces.
Una mirada veloz a mi casa,
con tanto coraje de esos cuadros,
que se quedaron blancos
entre las conversaciones de tantos,
en las meras barbas de los santos,
de todos los santos.
Al este, al este
ahora se va
Al este al este,
allá donde nace el sol
Al este, al este
reencontraré la vida
Al este, al este,
porque no está acabada.
Al este, al este
ahora se va
Al este al este,
allá donde nace el sol
Al este, al este
reencontraré la vida
Al este, al este,
porque no está acabada.