Tú
vas por expos y ciudades,
Festivalbar;
estás en los cafés de París,
o estás en el puerto de Ámsterdam.
Me dices que
te emociona el atardecer.
Y yo te pregunto si de casualidad
no traes en la bolsa un chicle.
Tú
tienes confianza en el pop,
eres rock and roll.
Vistes el mito.
Paseas Puma.
Comes cine.
Me explicas que
detrás de cada campo de trigo
está lo Divino, está Van Gogh.
Yo en cambio temo lo peor:
Todo y nada el ser es
bajo el sol culpable.
Pero yo no soy yo;
soy los trans,
o las nigerianas "sólo boca,
¿Cuánto quieres?"
Las señales a menudo no
significan nunca.
Es
mejor un lunes
darse cuenta,
en el caos del hipermercado
o en un beato megastore,
de la mentira
que está en la base del mundo
y en un segundo
cacharla,
desnuda y cruda,
la nada.
Todo y nada el ser es
bajo el sol culpable.
Pero yo no soy yo;
soy los trans a lo largo de las avenidas.
¿Tú de su nada qué sabes?
Las señales a menudo no
significan nunca.