Seguir con los ojos
una garza sobre el río
y luego
encontrarse volando,
y acostarse feliz
sobre el pasto a escuchar
un sutil dolor.
Y de noche
pasar con la mirada la loma
para descubrir
a dónde el sol se va a dormir.
Preguntarse por qué
cuando cae la tristeza
en el fondo del corazón,
como la nieve, no hace ruido.
Y manejar como un loco
con las luces apagadas
en la noche
para ver
si de veras es tan difícil morir.
Y apretar las manos
para detener
algo que
está dentro de mí
pero en tu mente no existe.
Comprender tú no puedes.
Tú llámalas, si quieres, emociones.
Tú llámalas, si quieres, emociones.
Salir al brezal en la mañana
donde no se ve a un paso
para reencontrarse a sí mismo.
Hablar de esto y lo otro
con un pescador
por horas y horas
para no sentir que dentro
algo muere.
Y tapar de tierra
una plantita verde
esperando pueda
nacer un día
una rosa roja.
Y agarrar a golpes
a un hombre
sólo porque fue
un poco descortés,
sabiendo que
lo que quema
no son las ofensas.
Y cerrar los ojos para detener
algo que
está dentro de mí
pero que en tu mente no existe.
Comprender tú no puedes.
Tú llámalas, si quieres, emociones.
Tú llámalas, si quieres, emociones.
Música buena para todas las lenguas 