…y somos ñeros

La ñerez, lo ñero, cosa tan amplia, la tomamos aquí en su sentido de libertad despreocupada que desatiende conscientemente una serie de límites marcados por aquello considerado correcto, adecuado, conveniente, sutil o aceptable.

Decimos pues que en Música bergas (sic) para todas las lenguas (MBTL) nos gusta tomarnos libertades, y que al traducir usamos las licencias que sean necesarias para que el resultado en una lengua de destino se sienta cercano y chido.

Y es que no queda de otra. Para abordar la actividad de traducir, a veces hay que ser ñero, ya que, como se encuadra en la hipótesis Spir-Whorf, en sus desarrollos y críticas, el lenguaje de una comunidad dada configura en cierta medida su mundo y su realidad social: dos observadores podrían enfrentarse con diferentes visiones del mundo, aun a través de los mismos hechos físicos, si su fondo lingüístico no es parecido o no puede hallarse de un modo u otro un denominador común. Por consiguiente, la relación entre lenguajes plantea una interrogante sobre la posibilidad de traducir de una lengua a otra si ambas son «catálogos» distintos de la realidad, e implican concepciones del mundo también distintas.

Salvar estas brechas es la actividad fundamental de un traductor; es aquello en lo que encuentra emoción. Y como nosotros no somos profesionales ni mucho menos, no nos calificamos de buenos, sino de ñeros. El chiste es ir de letra en letra y, cuando se presenta algo como lo que plantearon Sapir y Whorf, tratar de arreglarlo de la mejor manera, como chilangos ñeros. Por ejemplo, en estas dos canciones:

FRAGMENTO DE LONTANO (LEJOS), DE LOS NOMADI:

...
Está lejos
dentro de casas de melancolía,
con el aburrimiento que afuera es locura,
solo por tu calle.

Está lejos
ojos en la oscuridad
que miran abajo;
apoyarse sobre una pared
para estar de pie
y abrazar la noche.

Está lejos
corazones hinchados de curiosidad,
asomados a ese "qué será",
y ver partir
el último tranvía.
...

FRAGMENTO DE PICCOLI PER SEMPRE (PEQUEÑOS POR SIEMPRE), DE J-AX:

Pásame la última cerveza,
hazme compañía.
Ella se fue.
Espero que luego la vea en mi casa.
Que dentro de dos horas
vuelven a salir los tranvías.
Déjame fumar, total,
el que te puede multar
a esta hora me late que está durmiendo.
...

Ambas son vivas imágenes de quienes están sufriendo por un amor, y pasan la noche entre alcohol y amigos. La amplia mayoría del mensaje por supuesto nos llega sin ningún problema, dicho sea de paso, desde una lengua tan parecida al español como lo es el italiano. Sin embargo hay en ambas uno de esos marginales «mismos hechos físicos» que no remiten necesariamente a la misma significación, o a las mismas sensaciones desde la perspectiva de quien vive en un contexto físico y/o social distinto. Resulta que la red de tranvías de la Ciudad de México se desarrolló durante los siglos XIX y primera mitad del XX, pero a partir de los años 50 fue cayendo y cayendo su presencia dentro de las opciones de transporte público colectivo, hasta que fue clausurada definitivamente en el año de 1979. Esto explica por qué aquí un tranvía, al menos desde entonces, no se ha convertido en uno de esos recuerdos indelebles de una noche de peda para nadie, nunca.

En contraste, múltiples ciudades europeas siguen teniendo en los tranvías una opción viable. Como medio de transporte habitual, su horario de funcionamiento se vuelve el único reloj importante, el que decide a qué hora debes irte de la fiesta, o si ya de plano perdiste el último, hasta qué hora de la mañana siguiente te quedarás antes de recoger tu maltrecha y posiblemente basqueada existencia, y regresar a tu casa.

Por su parte, «el tram» en Italia representa tanto un medio puramente utilitario, como uno con modalidades turísticas. Por ejemplo existe un restaurante-tranvía para recorrer la ciudad de Milán al tiempo que se disfruta de una comida y vino. De ahí que las escenas plasmadas en las canciones de arriba lleven el potencial de conectar con muchas personas.

La pauta es simple: un colaborador de MBTL en casos como estos debería preferir metro, camión o micro. Y respecto a la gramática y en general, debería seguir su oído, pensárselo sólo un poco, y poner lo que se le dé su resintáctica gana. Aun a costa de transgredir. Lo cual para nada debe hacer un traductor. A menos, claro, que sea ñero.

Referencias:

https://revistas.unal.edu.co/index.php/formayfuncion/article/view/29488/29695?fbclid=IwAR2WHe4nJ4pCsySy_19D_um7Gsv2IGfFv9adRQEF440n9baa0_V7Ew6kyhc

https://es.wikipedia.org/wiki/Tranv%C3%ADas_en_la_Ciudad_de_M%C3%A9xico